Por Rafael Cerame:
Generalmente los cambios, y en éste caso, las transformaciones en la forma que se administra un servicio básico al pueblo, como lo es la energía eléctrica, provocarán resistencia, dudas y ansiedad en la sociedad.
Esa realidad la aprovechan sectores de la oposición política al gobierno de turno para adelantar sus intereses y minar su credibilidad. Así ha ocurrido en muchos países donde se producen ese tipo de transformaciones en la prestación de servicios al pueblo.
En el caso de Puerto Rico debemos partir de unas premisas en la cual la inmensa mayoría de los ciudadanos están de acuerdo: El sistema de generación de energía es deficiente; su alto costo no se ajusta al servicio que se ofrece y la infraestructura de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) a cargo del estado quedó obsoleta.
Estipulando como correcta esa premisa, el cuestionamiento que procede sería cómo cambiar lo que evidentemente no está funcionando bien. Ante esa realidad el gobierno procedió a legislar la transformación del sistema de energía en Puerto Rico.
Esa acción ejecutiva se produce luego del colapso del sistema de energía ocasionado por el catastrófico huracán María a finales del año 2017.
El proceso llevó al gobierno a adjudicar la contratación de la empresa LUMA Energy para que asuma la administración y mantenimiento de la red de transmisión de la energía en la Isla, mientras la generación de electricidad la mantiene la AEE y otras generatrices privadas que le venden a la propia Autoridad la energía que producen.
Las protestas que se han producido a raíz de la mencionada contratación han estado matizadas por consignas políticas contrarias al gobierno, ideológicamente argumentadas por dirigentes de la izquierda en Puerto Rico, con el acompañamiento en el coro del resto de la oposición al PNP y algunos políticos del partido oficialista.
Las interrupciones en el servicio de energía continúan. Algunas son producto de las deficiencias que existen en la capacidad de generación de energía y otras como consecuencia de averías en la débil red de transmisión de la electricidad.
Para superar ambas causas, se necesita una multimillonaria inversión de recursos, los cuales provienen de asignaciones del gobierno federal de los Estados Unidos, en partidas destinadas a la reconstrucción de la Isla como consecuencia de los daños ocasionados por el huracán Maria.
Ante ese escenario, la UTIER, gremio que agrupa a los empleados de la AEE, asume el frente en las protestas en contra del gobierno. La historia ha demostrado que en previos conflictos obrero patronales, personal de la UTIER fue responsable de ocasionar daños a facilidades de la AEE mediante actos de sabotajes al sistema de energía en Puerto Rico. ¿Son responsables de actos de sabotajes en este momento? Las investigaciones que se están realizando serán la que responsablemente determinarán que ocurrió en las facilidades de Monacillos y otros incidentes relacionados a las interrupciones del sistema eléctrico. De lo que no puede haber duda, es del proceder histórico de quienes encabezan las protestas en contra de la transformación del sistema de energía en Puerto Rico.
Ese es el escenario actual relacionado a la transformación del sistema de energía en Puerto Rico. Falta mucho camino por recorrer para lograr ese objetivo. En ese proceso, unos sectores políticos intentarán sacarle provecho a la crisis, fomentado el caos y el desorden, para adelantar sus causas ideológicas, en un libreto que se repite en otros lugares de Latinoamérica.
Mientas tanto, le corresponde al gobierno mantener el orden en nuestro pueblo, garantizando los derechos de todos los ciudadanos. Cumplir con su responsabilidad de supervisar el contrato otorgado a la empresa LUMA y hacer cumplir la ley en protección del interés público.
El objetivo que todos debemos perseguir, debe ser que la transformación del sistema de energía tenga como resultado un mejor servicio que el actual; mediante una generación de electricidad con fuentes renovables, más limpia y a un menor costo. En ese camino, la empresa y/o el gobierno que no cumpla con ese objetivo, deberá salir del mismo.
Esa debe ser la agenda de Puerto Rico.
Ahora actuemos con prudencia y demos un tiempo razonable para ver los resultados del proceso de transformación que ha comenzado. Después de todo, han sido décadas las que hemos soportado con un deficiente sistema operado por la AEE…