The United Kingdom joined the European Economic Community in 1973. This body, also known as the «common market,» was the forerunner of the current European Union, which entered into force in November 1993, through a treaty that established its headquarters in Brussels.
The European Union has managed to develop a unique political and legal system in the world, which, with successes and errors, has facilitated the multilateral cooperation of its member states.
The European Union functions as a kind of community of governments, represented in a European Parliament, under which the Court of Justice of the European Union and the European Central Bank was established, among other bodies.
Said model of a political and commercial organization has governed by the treaty signed by the member states. That would be, in legal terms, its constitution.
In the 1975 UK referendum, 67% voted in favor of remaining in the so-called «European common market.» At that time, the leading promoters of breaking this commercial relationship in the United Kingdom were the British political left.
In 2016, a majority vote (51.9%) in favor of the United Kingdom left the European Union – the so-called «Brexit.» On this occasion, the proposal was promoted, mainly, by political sectors of the British right.
As a consequence of the result of the 2016 referendum, the British government invoked article 50 of the Treaty of the European Union, starting a negotiation process of its withdrawal from the community of European states. After multiple negotiations, most British people have questioned whether they have made a correct decision; on Sunday, December 13, the deadline to define the exit agreement expires.
Will they find a way to extend the period of negotiations? It seems that Prime Minister Boris Johnson and the president of the European Commission, Ursula Von der Leyen, will agree to extend the negotiations for a few additional days to avoid a «Brexit» without a parachute for the British.
The decisive moment is coming for the British, and they see themselves on the edge of a precipice towards which they decided to walk. Regardless of what they may agree to in the last phase of the negotiations in Brussels, on January 1, 2021, they will start a new chapter in UK history, this time outside the European Union.
The immediate economic effects are not favorable for the British. This situación has anticipated a period of political and social instability in the United Kingdom, a complex society that in its evolution could also choose to reject the continuity of its questioned monarchy.
Domingo determinante para los británicos…
El Reino Unido ingresó en la Comunidad Económica Europea en el 1973. Dicho organismo, conocido también como el “mercado común”, fue el precursor de la actual Unión Europea, la cual entró en vigor en noviembre de 1993, mediante un tratado que estableció su sede en Bruselas.
La Unión Europea ha logrado desarrollar un sistema político y jurídico único en el mundo, que, con aciertos y errores, han facilitado la cooperación multilateral de sus estados miembros.
La Unión Europea funciona como una especie de comunidad de gobiernos, representados en un Parlamento Europeo, bajo el cual se constituyó, entre otros organismos, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea y el Banco Central Europeo.
Dicho modelo de organización política y comercial se rige por el tratado suscrito por los estados miembros. Esa sería, en términos jurídicos, su constitución.
Desde la década de los setenta hasta el presente, los británicos se han expresado en varias consultas sobre su permanencia o salida de la Unión Europea.
En el referéndum del 1975 el 67% votó a favor de mantenerse en el llamado “mercado común europeo”. En ese momento, los principales promotores de romper en el Reino Unido dicha relación comercial era la izquierda política británica.
En el 2016 se produce un voto mayoritario (51.9%) en favor de la salida del Reino Unido de la Unión Europea – el llamado “Brexit”. En esta ocasión dicha propuesta fue impulsada, principalmente, por sectores políticos de la derecha británica.
Como consecuencia del resultado del referéndum del 2016, el gobierno británico invocó el artículo 50 del Tratado de la Unión Europea, dando inicio a un proceso de negociación de su retirada de la comunidad de estados europeos. Luego de múltiples negociaciones, donde a mi juicio la mayoría de los británicos se han cuestionado si han tomado una decisión correcta, el domingo 13 de diciembre vence el término para definir el acuerdo de salida.
¿Buscarán la forma de extender el período de negociaciones? Tal parece que el Primer Ministro Boris Johnson y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, acordarán extender por unos días adicionales las negociaciones para evitar un “brexit” sin paracaídas para los británicos.
Les está llegando el momento determinante a los británicos y se ven al borde de un precipicio hacia el cual ellos mismos decidieron caminar. Independientemente de lo que puedan acordar en la última fase de las negociaciones en Bruselas, el 1 de enero del 2021, iniciarán un nuevo capítulo en la historia del Reino Unido, esta vez, fuera de la Unión Europea.
Los efectos económicos inmediatos no son favorables para los británicos y se anticipa un periodo de inestabilidad política y social en el Reino Unido, una compleja sociedad que en su evolución pudiera también optar por rechazar la continuidad de su cuestionada monarquía.
El ADN de Trump en la Izquierda de Puerto Rico…
Resulta irónico ver las similitudes que existen entre el comportamiento de Donald Trump y el de líderes de movimientos políticos de la izquierda en Puerto Rico. Ambos recurren a los mismos argumentos para desacreditar un proceso electoral, en el cual no lograron prevalecer.
La presidencia de Donald Trump ha creado unas peligrosas divisiones en la sociedad americana, pero uno de los daños más graves que le está haciendo a los Estados Unidos, consiste en desacreditar la integridad del proceso electoral. Previo, durante y después de las elecciones, Trump ha estado consistentemente alegando fraude electoral, sin poder evidenciar el mismo y perdiendo en los tribunales prácticamente todos los alegatos que ha sometido.
Curiosamente, en Puerto Rico, el sector político que utiliza la imagen de Trump como su marco de referencia para atacar a los Estados Unidos, recurre a la misma estrategia para no reconocer su derrota electoral.
El movimiento capitaneado por dirigentes políticos de izquierda, denominado “Victoria Ciudadana”, en un burdo intento para que no se reconozca su derrota por la ciudadanía, utilizan los mismos argumentos que Donald Trump repite diariamente.
Aunque no están motivados por la misma finalidad ideológica, Trump y los dirigentes de la izquierda en Puerto Rico, pretenden, para su beneficio, atentar contra la estabilidad de la democracia. El peligro que eso representa no tiene precedentes en los Estados Unidos.
Una forma de atentar contra la estabilidad de nuestra democracia, radica en desprestigiar los procesos electorales. En la medida que el pueblo no tenga confianza en el sistema electoral, pierden legitimidad quienes resulten electos, y como consecuencia, donde no exista crisis, se crea, y donde existe, se agrava.
Ambos, Trump y los dirigentes de la izquierda en Puerto Rico, dependen del caos y el desorden para su existencia política. Provocarlo es su medio de vida. Afortunadamente, esta vez, fueron derrotados.
No obstante, continuarán insistiendo en la búsqueda del poder, para lo cual, dependerán de mantener viva la crisis, la inestabilidad social y el quiebre definitivo de la integridad del sistema electoral.
En Puerto Rico esta experiencia debe servir para fortalecer nuestro sistema electoral.