LA GENERACIÓN DEL CONEJO MALO, EL CASO PINA, PUERTO RICO Y EL 2024…

Por Rafael Cerame:

El fenómeno Bad Bunny amerita un análisis sociológico, para comprender a un sector considerable, por no decir mayoritario, de una nueva generación en Puerto Rico.

Esos jóvenes crearon una jerga, un dialecto puertorriqueño. En términos culturales han definido un comportamiento social. Han marcado un sentimiento rebelde. ¿De dónde proviene ese sentimiento y esa rebeldía? Considero, qué, en gran medida es producto de un deficiente sistema educativo.

Un sistema de educación pública que cumpla con su función debería producir ciudadanos que dominen su vernáculo, además del idioma de su ciudadanía. Escuchando a esa generación urbana, nos percatamos que se comunican en una jeringonza híbrida que ni es español, ni tampoco inglés.

Esa generación, con rasgos muy definidos, reflejan rebeldía ante lo institucional, qué, en gran medida, responsabilizan por su incomodidad ante lo tradicional y la falta de oportunidades.

Esos, ven en Bad Bunny al muchacho que siendo cómo ellos, hablando cómo ellos y «jodiendo» cómo ellos, triunfó y logró reconocimiento mundial. Por eso es su orgullo y así lo idolatran. 

Es evidente, qué, tanto Bad Bunny, cómo instrumento para mover a esa nueva masa social, cómo otras figuras representativas de ese genero urbano, representan una plataforma que la izquierda política está utilizando para movilizarlos electoralmente en el 2024. Ese grupo, que en este momento no se podría precisar con certeza su peso electoral, no razona ni vincula los temas económicos a la relación política de Puerto Rico con los Estados Unidos. Ese grupo responsabiliza a los políticos corruptos por los problemas económicos y sociales en Puerto Rico: PUNTO. 

Sobre ese particular, resultó evidente los mensajes y alusiones a figuras del independentismo puertorriqueño en la presentación de Bad Bunny al salir a la tarima en su «covid-concierto«. La figura del conejo malo es la vía buena para la izquierda timonear esa generación a su favor. Esa es una realidad.

Cómo también es una realidad que Bad Bunny se ha convertido en una millonaria industria, que unido a otros exponentes del llamado genero urbano, están invirtiendo sus recursos para tener presencia en el espectáculo deportivo, cómo lo es la liga de baloncesto BSN, equipos de béisbol profesional y próximamente en el voleibol en Puerto Rico. 

En esa «industria» la izquierda puede tener acceso a un capital que hasta el momento no tenía. Es decir, ahora tendrán, para el ciclo electoral del 2024, nuevas tropas y recursos económicos.

Si lograran canalizar el voto de ese sector hacia un sólo movimiento político, las posibilidades de llegar al poder serían reales, considerando la reducción en votos que han tenido tanto el PNP cómo el PPD durante los pasados 12 años.

Otro ingrediente que debemos añadir al análisis es la gran hipocresía con la cual un importante sector de la prensa juzga a esas figuras prominentes del llamado género urbano y otros «influencers» protagonistas de las convocatorias a las protestas durante el «verano del 19».

Durante la cobertura del juicio por violaciones a la ley de armas contra el productor de música urbana Raphy Pina, previamente convicto por un delito de fraude financiero, fue evidente cómo un gran número de periodistas hacían continua referencia a las cualidades del acusado como un hombre de familia; una persona que ayuda a la juventud y un trabajador dedicado. En fin, un ciudadano ejemplar. 

Rafael Antonio Pina Nieves

Personalmente NO tengo absolutamente nada en contra de Raphy Pina, a quien no conozco. De lo que trata este análisis es de poner en perspectiva la doble vara con que se mide en Puerto Rico a personas vinculadas a sectores ideológicos diferentes. 

Por ejemplo: Aún después de su convicción mediante un veredicto unánime de 12 jurados, una periodista de un programa de análisis en un canal de televisión señala que Pina resultó culpable por una «alegada posesión de armas ilegales«. En cambio, a los que fuimos señalados de participar en un chat privado, que las investigaciones confirmaron que fue manipulado para propósitos de hacerlo público y que se demostró que no constituyó violación de ley alguna, se nos pretende condenar perpetuamente ante la opinión pública por ese sector de los medios.

Para esa «periodista» y los que como ella actúan en los medios de comunicación, las armas ilegales en una propiedad de Raphy Pina no constituye la comisión de un delito grave y hasta catalogan el caso de una persecución en contra del productor de música urbana. ¿Cómo se sentirán los familiares de los miles de víctimas de asesinatos en Puerto Rico a manos de criminales con ese tipo de armas ilegales, al ver como se pretende minimizar la tenencia de esas armas en el Caso Pina?

No debe haber duda que hay una agenda mediática para timonear ideológicamente a un sector de una nueva generación de puertorriqueños hacia la izquierda política. Parte de esa estrategia radica en sacarle provecho político al caos y la inestabilidad social, en lugar de combatir las causas que provocan esos problemas. En ese sentido, la proyección internacional que tienen las masacres tipo carteles mejicanos que se están produciendo en la Isla, y los arrestos por corrupción de políticos electos bajo las insignias del PNP y el PPD, van creando las condiciones de una tormenta perfecta para un asalto de la izquierda en Puerto Rico.

Ese sector político pesca en las aguas turbulentas del caos social, por lo tanto, les sacan provecho a las imágenes de la violencia, masacres del narco, la corrupción y el aumento en la rebeldía de la generación del conejo malo. Su agenda es y será promover la continuidad del caos…

¿Estará realmente consciente el liderato del Partido Nuevo Progresista de esa situación? ¿Estará igualmente consciente de eso el sector pro-americano del PPD? 

Mañana nuevamente saldrá el sol y en 35 meses se efectuarán las elecciones del 2024…

2 respuestas a «LA GENERACIÓN DEL CONEJO MALO, EL CASO PINA, PUERTO RICO Y EL 2024…»

  1. Excelente ponencia. Cuando tenemos un Justino Díaz recibiendo un reconocimiento por su talento y contribución a las bellas artes, vemos como la juventud eleva al bad bunny como máximo representante de la “música” puertorriqueña. El deterioro cultural de la isla es evidente y debe preocuparnos a todos. Raquelita Llompart

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