El pasado 3 de enero llamé la atención sobre la importancia que tenían los acontecimientos previstos para los días 5 y 6 de este mes.
Señalaba en dicho artículo que la segunda vuelta electoral para elegir los dos senadores federales del estado de Georgia, el martes 5 de enero, representaba una oportunidad real para que el partido demócrata lograra 50 escaños en el Senado de los Estados Unidos.
Les mencioné las implicaciones que eso pudiera tener, para que, por primera vez, se considere en el Congreso la posibilidad de admitir a Puerto Rico como nuevo estado de la unión. De igual forma, alerté en la columna titulada “Atentos al 5 y 6 de enero”, que, aunque parecería una locura, Trump y sus seguidores pudieran retar la voluntad del pueblo durante la sesión conjunta de cámara y senado, donde, según dispone la Constitución, se certificarían los resultados de las elecciones presidenciales.
El 5 de enero los dos candidatos a senadores demócratas lograron la victoria en Georgia, obteniendo el partido de Joe Biden la mayoría en el Senado y el 6 de enero se produjo el acto de terrorismo político más vergonzoso que ha vivido la Nación, promovido por el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
El violento asalto al Capitolio y las muertes relacionadas a esa acción, son responsabilidad de Donald Trump. En su irresponsable y delictivo proceder, Trump atentó contra la democracia. Mutiló la imagen de los Estados Unidos ante el mundo, poniendo en tela de juicio la integridad del proceso electoral, sin lograr presentar evidencia razonable que justificara esas alegaciones.
Donald Trump tuvo el atrevimiento de alterar el orden constitucional en los Estados Unidos. Afortunadamente, luego de horas de incertidumbre, la democracia prevaleció sobre el personaje más funesto que ha tenido la política americana. No obstante, el costo fue muy alto.
Debemos destacar el comportamiento ejemplar durante esas horas de incertidumbre del vicepresidente Mike Pence, como también de los senadores republicanos Lindsey Graham y Mitt Romney.
Restando 13 días para la juramentación de Joe Biden como nuevo presidente, se cuestiona la posibilidad de que el vicepresidente Pence invoque la Enmienda 25 de la Constitución para retirar del cargo a Donald Trump, por considerarlo incapacitado para desempeñar sus funciones como primer ejecutivo de la Nación.
Considero que sería prudente retirarlo del cargo por dos razones fundamentales: Trump ha demostrado estar emocionalmente incapacitado para administrar los poderes del cargo que ocupa, y segundo, invocar con éxito la Enmienda 25 sería un desagravio a la mayoría del pueblo de los Estados Unidos de América.
Superado el trauma político y social que han representado los 4 años de Trump en la Casa Blanca, Joe Biden enfrenta tres desafíos inmediatos:
- Enfrentar con efectividad la emergencia de la pandemia del Covid-19.
- Activar la economía y que sus efectos se sientan en toda la sociedad americana.
- Unificar a los Estados Unidos, bajo un ambiente de concordia, justicia y democracia.
Para los enemigos de los Estados Unidos, algunos pasivos y otros consistentemente activos, la jornada terminó con un triunfo de la democracia sobre la inestabilidad política y el caos. Para los que defendemos los principios sobre los cuales se fundamenta el sistema democrático de gobierno, esta experiencia nos debe servir como una lección para eliminar el discrimen; construir una sociedad más justa, tomar las medidas necesarias para fortalecer la democracia y que nunca vuelva al poder un irresponsable que ponga en peligro lo que hoy conocemos como los Estados Unidos de América.
Muy ciertas y sabías tus palabras. Debemos ser más responsables y cautos a la hora de escoger a nuestros líderes políticos, así como también no debemos permitir que un líder fomente el discrimen ni que actúe para sus beneficios y creencias en vez de pensar primero el lo que es mejor para los ciudadanos.
Agradecido por su lectura y comentarios sobre nuestro artículo.
RC